Es popularmente conocido que la insulina disminuye los niveles de glucosa en sangre, pero ésta hormona en realidad juega un papel mucho más profundo que éste y conocerlo en detalle contribuye a entender mejor la diabetes mellitus, sus complicaciones y sus pautas terapéuticas. A continuación se describen las funciones sistémicas de la insulina.
- Promueve el ingreso de la glucosa al tejido muscular, hepático y adiposo a través de la inducción de la expresión de los canales GLUT-4, es por esto que su uso disminuye los niveles séricos de glucosa.
- Promueve la mitogénesis: esto es, que como factor de crecimiento favorece la mitosis celular. Es por esto que el abandono del tratamiento en pacientes diabéticos causa inmunodepresión (al no poder aumentarse el conteo leucocitario mediante mitosis ante infecciones) y ralentiza el proceso de cicatrización por el mismo mecanismo.
- Promueve la síntesis de glucógeno, proteínas y lípidos, al ser una hormona anabólica.
- Suprime la gluconeogénesis, glucogenólisis y la cetogénesis. Es por esta razón que el abandono de la insulinoterapia desencadena cetoacidosis e hiperglucemia.
- Promueve el ingreso de lípidos al tejido adiposo mediante la activación del receptor LPL, por esta razón los diabéticos mal controlados tienen tendencia a la dislipidemia y la aterosclerosis, además de que el paciente se torna incapaz de almacenar lípidos, traduciéndose en pérdida de peso no relacionada a la ingesta alimentaria.