La endocrinología del ciclo ovárico y endometrial (conocidos en conjunto como ciclo menstrual) aparenta ser un poco compleja al principio, pero conocerla bien y saber diferenciar sus fases es una destreza útil para todo médico cirujano. A continuación describiremos brevemente la fisiología del ciclo menstrual para abordar un método cualitativo de determinación de la fase ovulatoria de la mujer, sumamente útil para aquellas parejas que buscan concebir denominado test de cristalización o ferning test, en inglés.
El ciclo menstrual de la mujer depende de la interacción y retroalimentación hormonal entre 3 estructuras endocrinas: el hipotálamo, la hipófisis y las gónadas.
El hipotálamo libera la hormona liberadora de gonadotropinas (GRH) a la circulación portal hipofisaria, lo cual estimula a las células gonadotropas de la adenohipófisis (o hipófisis anterior) a liberar 2 hormonas: la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículoestimulante (FSH).
Estas hormonas pasan a la circulación sistémica y eventualmente llegan a las gónadas femeninas (los ovarios), estimulando así la diferenciación de un óvulo (por parte de la FSH, denominada fase folicular del ciclo ovárico) y una vez sea éste liberado, estimulando la diferenciación de las células de la teca en cuerpo lúteo (por parte de la LH, denominada fase lútea del ciclo ovárico).
El cuerpo lúteo comienza a producir entonces estrógenos inicialmente para estimular la proliferación del endometrio y sus glándulas (denominada fase proliferativa del ciclo endometrial) y tardíamente, progesterona, para estimular la secreción por parte de las glándulas endometriales, preparándose así para una gestación probable de un óvulo fecundado (denominada fase secretoria del ciclo endometrial).
De no haber una implantación del cigoto en el endometrio y la subsecuente secreción de gonadotropina coriónica humana (hCG, la hormona del embarazo) por parte del sincitiotrofoblasto para mantener activa la secreción de progesterona por parte del cuerpo lúteo, éste eventualmente degenera e involuciona hasta convertirse en el cuerpo alba, lo cual conlleva a una caída abrupta en los niveles séricos de estrógenos y progesterona, causando así la descamación del endometrio (denominada fase descamativa del ciclo endometrial) y la nueva liberación de GRH por parte del hipotálamo, para comenzar así un nuevo ciclo. Este esquema de jerarquía endocrina se denomina eje hipotálamo-hipófisis-gonadal y es el lugar de acción de los anticonceptivos orales.
El ciclo menstrual se mide en meses lunares de 28 días (o de 4 semanas), es por esto que las fechas de menstruación no son fijas, sino que se van desplazando regresivamente conforme avanzan los meses. Justo antes de la ovulación ocurre el pico más alto de estrógenos del ciclo menstrual, por lo tanto, conociendo los cambios fisiológicos observables producidos por los efectos de esta hormona se puede estimar que la mujer está en la fase ovulatoria, ideal para concebir.
Entre muchos de sus efectos, tales como el leve aumento de la temperatura corporal basal, palidez cutánea, leve aumento del volumen mamario el aumento de la líbido y la mayor receptividad al macho ante las relaciones sexuales, los estrógenos aumentan la concentración de cloro y sodio en las secreciones basales, como en el moco cervical y la saliva. Es bien sabido que las secreciones expuestas al calor se secan y que al haber concentraciones altas de cloruro de sodio en dichas secreciones, se forman cristales que adquieren la forma de hojas de helechos.
Se puede hacer un seguimiento de la consistencia de estas secreciones bajo el microscopio para determinar cualitativamente cuándo el nivel de cristalización es máximo (y por lo tanto, el nivel de estrógenos es mayor, implicando así que la ovulación está más próxima). A continuación se muestra la apariencia de la cristalización de la saliva bajo el microscopio durante varias fases del ciclo menstual.
Como vimos en el esquema del calendario del ciclo menstrual, la ovulación ocurre entre los días 13 y 15, que es justo en los días en los que la cristalización de las secreciones es mayor. El resto de elementos vistos en los demás días son sólo células epiteliales de la mucosa oral y/o bacterias, pero no se observan los cristales característicos en forma de helechos.
El ciclo menstrual de la mujer depende de la interacción y retroalimentación hormonal entre 3 estructuras endocrinas: el hipotálamo, la hipófisis y las gónadas.
El hipotálamo libera la hormona liberadora de gonadotropinas (GRH) a la circulación portal hipofisaria, lo cual estimula a las células gonadotropas de la adenohipófisis (o hipófisis anterior) a liberar 2 hormonas: la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículoestimulante (FSH).
Estas hormonas pasan a la circulación sistémica y eventualmente llegan a las gónadas femeninas (los ovarios), estimulando así la diferenciación de un óvulo (por parte de la FSH, denominada fase folicular del ciclo ovárico) y una vez sea éste liberado, estimulando la diferenciación de las células de la teca en cuerpo lúteo (por parte de la LH, denominada fase lútea del ciclo ovárico).
El cuerpo lúteo comienza a producir entonces estrógenos inicialmente para estimular la proliferación del endometrio y sus glándulas (denominada fase proliferativa del ciclo endometrial) y tardíamente, progesterona, para estimular la secreción por parte de las glándulas endometriales, preparándose así para una gestación probable de un óvulo fecundado (denominada fase secretoria del ciclo endometrial).
De no haber una implantación del cigoto en el endometrio y la subsecuente secreción de gonadotropina coriónica humana (hCG, la hormona del embarazo) por parte del sincitiotrofoblasto para mantener activa la secreción de progesterona por parte del cuerpo lúteo, éste eventualmente degenera e involuciona hasta convertirse en el cuerpo alba, lo cual conlleva a una caída abrupta en los niveles séricos de estrógenos y progesterona, causando así la descamación del endometrio (denominada fase descamativa del ciclo endometrial) y la nueva liberación de GRH por parte del hipotálamo, para comenzar así un nuevo ciclo. Este esquema de jerarquía endocrina se denomina eje hipotálamo-hipófisis-gonadal y es el lugar de acción de los anticonceptivos orales.
Entre muchos de sus efectos, tales como el leve aumento de la temperatura corporal basal, palidez cutánea, leve aumento del volumen mamario el aumento de la líbido y la mayor receptividad al macho ante las relaciones sexuales, los estrógenos aumentan la concentración de cloro y sodio en las secreciones basales, como en el moco cervical y la saliva. Es bien sabido que las secreciones expuestas al calor se secan y que al haber concentraciones altas de cloruro de sodio en dichas secreciones, se forman cristales que adquieren la forma de hojas de helechos.
Se puede hacer un seguimiento de la consistencia de estas secreciones bajo el microscopio para determinar cualitativamente cuándo el nivel de cristalización es máximo (y por lo tanto, el nivel de estrógenos es mayor, implicando así que la ovulación está más próxima). A continuación se muestra la apariencia de la cristalización de la saliva bajo el microscopio durante varias fases del ciclo menstual.
Para ilustrar mejor y correlacionar los días del ciclo menstrual en los que la cristalización es máxima, a continuación se muestra la apariencia de la cristalización de la saliva durante los 28 días del ciclo.
Como vimos en el esquema del calendario del ciclo menstrual, la ovulación ocurre entre los días 13 y 15, que es justo en los días en los que la cristalización de las secreciones es mayor. El resto de elementos vistos en los demás días son sólo células epiteliales de la mucosa oral y/o bacterias, pero no se observan los cristales característicos en forma de helechos.